Un encuentro para sanar y renovar desde la Teología del Cuerpo
El amor auténtico nace de la integridad del ser.
El pasado jueves 9 de octubre, Unicatólica vivió una experiencia profundamente humana y espiritual con el Taller de Teología del Cuerpo: Ama desde el corazón, sana tus heridas, renueva tus relaciones, realizado de 10:00 a.m. a 12:00 m. en el Auditorio 1 de la sede Pance.
La actividad, orientada por la Magíster Rosalba Lemos González, psicoterapeuta corporal humanista y especialista en desarrollo humano, reunió a estudiantes, docentes y colaboradores en torno a una reflexión sobre la visión integral del ser humano desde la espiritualidad, la psicología y la corporeidad.
El taller partió de los fundamentos de la Teología del Cuerpo desarrollada por San Juan Pablo II en sus 129 catequesis pronunciadas entre 1979 y 1984, donde el Papa plantea una comprensión del cuerpo como signo visible del amor divino y como vía de encuentro con los demás y con Dios. Desde esta perspectiva, el cuerpo no se reduce a su dimensión física, sino que se entiende como unidad bio-psico-social y espiritual, expresión viva de nuestra historia y vehículo de comunión.
A lo largo de la jornada, los participantes reflexionaron sobre temas como el valor del amor como elección y donación, la dignidad de la persona humana, y la importancia de reconocer, sanar y reconciliar las heridas afectivas para construir relaciones más libres y auténticas. Asimismo, se exploraron los puntos de encuentro entre la psicoterapia corporal humanista y la visión católica del cuerpo, destacando que ambas consideran al cuerpo como un espacio donde se manifiesta algo profundo: la presencia de Dios o la verdad emocional.
La facilitadora invitó a los asistentes a “dejarse amar y ordenar la vida desde el amor”, recordando que toda persona merece ser amada, no usada, y que el amor verdadero implica entrega, empatía y respeto por la dignidad del otro. Con ejercicios participativos y momentos de introspección, el taller permitió conectar mente, cuerpo y espíritu, reafirmando la necesidad de vivir el amor como una experiencia integral que transforma.
Con este espacio formativo, Unicatólica reafirma su compromiso con la educación integral y humanista, en la que el desarrollo espiritual y emocional son parte esencial del crecimiento personal y profesional.
“El cuerpo no solo guarda heridas; también puede ser instrumento de sanación”, fue una de las conclusiones que resonó entre los asistentes, quienes se llevaron consigo un mensaje de esperanza, reconciliación y plenitud.





